Mi deseo sexual ha bajado y no sé por qué
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A veces creemos que el deseo sexual debería estar siempre presente. Que si no sentimos ganas, algo va mal.
Pero el deseo no funciona así. No es una línea recta ni una obligación. Es un reflejo de cómo estás física, mental y emocionalmente.
Y cuando el cuerpo entra en modo supervivencia, el placer pasa a segundo plano, el cuerpo lo primero que quiere es sobrevivir antes de pensar en reproducirse (aunque no sea de manera literal).
Cuando atravesamos etapas de estrés, ansiedad, cansancio o preocupación, el cuerpo se centra en lo esencial: mantenerte a salvo.
Libera cortisol, ajusta la energía, cambia sus prioridades biológicas.
Y aunque no siempre lo notemos, todo eso influye directamente en el deseo sexual.
En esos momentos, el cuerpo no busca reproducirse ni disfrutar… busca equilibrio.
Por eso, si sientes que tu deseo ha bajado, no te culpes: tu cuerpo no te está fallando, te está protegiendo.
El deseo sexual florece cuando el cuerpo se siente seguro, relajado y conectado.
No cuando está en alerta.
Forzarte a “recuperar las ganas” solo genera más tensión y más distancia con tu placer.
En cambio, puedes empezar por escucharte. Preguntarte ¿Qué necesitas? ¿Descansar?¿Bajar el ritmo? ¿Cuidarte sin exigencias?
A veces, la mejor forma de reconectar con el deseo es no buscarlo, sino reconectar contigo.
En SVAKOM creemos que la sexualidad forma parte del bienestar integral,
y que el deseo no tiene que ser constante para ser sano.
Hay etapas para explorar, sentir y disfrutar…
y también momentos para descansar, sanar y volver al cuerpo con ternura.
Cada fase tiene su sentido.
Y cuando el deseo regresa porque lo hace, llega desde un lugar más profundo, más consciente y más tuyo.
